HIDRATAR LA PIEL DESPUÉS DEL VERANO


SINDROME POSTVACACIONAL CUTÁNEO

Una piel deshidratada es aquella que ha perdido agua, mientras que una piel seca es aquella que tiene menos lipidos, y en consecuencia, pierde agua. Después de las vacaciones estivales, debido al abuso de baños y sol, es habitual tener la piel seca y deshidratada, hecho que puede ocurrir en cualquier tipo de piel (grasa, mixta o seca).

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La deshidratación se manifiesta en la piel de distintas maneras:

1. Falta de elasticidad y suavidad.

2. Falta de luminosidad (piel apagada).

3. Piel tirante, rugosa o descamada. Aparecen arrugas de deshidratación en pómulos y contorno de ojos.

TRUCOS PARA REHIDRATAR LA PIEL

Para prevenir y tratar la piel deshidratada es importante seguir una rutina adecuada, que habitualmente deja de practicarse durante el verano:

    1. Limpieza adecuada: Cuando tengamos la piel del cuerpo seca debemos emplear un gel de ducha suave y sobreengrasante que no elimine lípidos en exceso de nuestra piel. Procuraremos acortar el tiempo de ducha o baño, ya que paradójicamente, el contacto prolongado con el agua deshidrata la piel.

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Como la piel del cutis es más delicada, debemos seguir las pautas que se describen a continuación.

Cuando nos maquillamos, debemos eliminar el maquillaje con suavidad. La mejor manera de eliminar el maquillaje es empleando una leche desmaquillante y aplicando después un tónico adecuado a nuestro tipo de piel. Habitualmente, empleamos productos tres en uno (limpian el cutis, ojos y tonifican) por comodidad, aunque no es lo más recomendable. Las toallitas desmaquillantes sólo deben emplearse como emergencia, cuando no tengamos posibilidad de realizar una limpieza cutánea adecuada.

Debemos lavarnos la cara todas las mañanas, nada más levantarnos, para eliminar impurezas y  preparar la piel para recibir la hidratación o tratamiento. Para limpiarnos la cara emplearemos una jaboneta, gel o solución adecuada a nuestro tipo de piel.

Antes de acostarnos, debemos bien retirar el maquillaje o limpiar de nuevo la cara si no nos maquillamos, para eliminar las partículas de suciedad que se depositan a lo largo del día, y preparar la piel para la hidratación o tratamiento nocturno.

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Es importante aplicar siempre una crema hidratante o de tratamiento después de limpiar la piel, ya que las sustancias que limpian la piel arrastran la suciedad, pero también el manto hidrolipídico cutáneo que fabrica nuestra piel para protegerla.

    2. Aplicar una hidratante todos los días: Lo ideal es aplicarnos todas las mañanas una hidratante con filtro solar, pero también podemos aplicarnos una hidratante, y tras su absorción, un protector solar. La mayoría de las cremas hidratantes de día de farmacia ya contiene en su formulación filtros solares.

 Las hidratantes deben aplicarse siempre sobre la piel limpia para obtener un efecto óptimo.

Las cremas antiedad son también hidratantes, por lo que podemos emplearlas cuando queremos un efecto antiaging.

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   3. Realizar una exfoliación física profunda (empleando productos con granulitos que ¨raspan¨) dos veces por semana. Podemos conseguir una exfoliación profunda si empleamos productos con gránulos de polietileno (Ionax scrub®, Tensoderm scrub®, Brasivol®, en función del tipo de piel). Otros gránulos exfoliantes son más suaves y pueden emplearse diariamente, aunque no consiguen arrastrar células muertas y suciedad con tanta eficacia como con los gránulos de polietileno. Con la exfoliación física conseguimos una piel lisa y suave al tacto. Tras la exfoliación, la piel queda perfecta para recibir una crema de tratamiento (antiedad, anticelulitis, antiestrías, antimanchas, bronceadora, mascarilla hidratante, etc).

Después de la exfoliación hay que aplicar siempre una crema hidratante o de tratamiento, ya que la exfoliación elimina el manto hidrolipidico protector de nuestra piel. Las personas con piel sensible o bajo tratamiento con retinoides, deben realizar la exfoliación con gránulos más suaves, o no realizar esta exfoliación, ya que en estos casos es más fácil que se irrite la piel.

Según la época del año o lugar donde nos encontremos, varían las cremas que debemos emplear. Así, tras el verano, lo ideal es que nuestra crema hidratante contenga un exfoliante químico (ácido glicólico, retinoico, etc) que ayude a eliminar el exceso de células muertas de la capa más superficial de la piel, que por acción del sol, son más numerosas en verano. También conviene que tenga vitamina C, ya que esta vitamina aporta luminosidad a la piel de aspecto aceitunado y apagado postvacacional.

 

 

 

 

Autor – Ruth Lucía Díaz Ramón